En la sociedad actual se encuentran a la orden del día las reclamaciones bancarias, no solo en despachos especializados, sino que en charlas de grupos de amigos o familiares se ha hablado alguna vez de conceptos técnicos que, hace unos años, ni nos imaginábamos, como clausulas suelo, gastos notariales, y el ultimo galimatías que nos ha presentado el supremo: el impuesto de las hipoteca.
En las siguientes líneas queremos poner de manifiesto otra posible situación que podría suponer el inicio de reclamación contra los bancos, que claramente es menos conocida, y quizás, en muchos aspectos, pueda ser la más perjudicial para el cliente que la haya contratado: Nos referimos a los préstamos hipotecarios multidivisas o multimoneda, que tuvieron una creciente popularidad al comienzo de la crisis, allá por el año 2007, debido al gran movimiento que les dieron los propios bancos.
Cuando los bancos publicitan algún producto, el ciudadano debe tener en cuenta que los conceptos relacionados con productos financieros exigen un conocimiento profundo y, en muchos casos, complejo, para analizar una posible inversión, actuación o contratación del mismo.
Todo el mundo entiende que los bancos, como cualquier entidad mercantil, tienen como objetivo obtener beneficios. Cuando uno contrata una hipoteca, sabe que va a pagar intereses y también devolver lo prestado, esas son las reglas del acuerdo. Pero cuando se firma un préstamo hipotecario multidivisa, ¿sabe realmente el consumidor en qué términos se está moviendo?
Usualmente no. Si esto fuera así, muchos de estos contratos no se hubieran firmado en aquellos años. En muchos casos, este tipo de préstamo se publicitaba en momentos donde el Euribor se encontraba en tipos altos, y se vendían con “el reclamo” del cambio de utilización del Libor en lugar del Euribor (siendo el Libor sensiblemente más bajo en aquella época).
Hasta ahí, todo perfecto. El problema reside en que estos contratos llevan también asociados la entrada en juego de divisas, formalizándose el préstamo en divisas distintas al euro, como Dólares, Libras, o la gran estrella de los bancos, los Yenes (por las previsiones que se manejaban).