No les resultará extraña la frase “no tengo tiempo” para justificar que no podamos ocuparnos más de la familia, los amigos, ocio, deporte, etc.; que emplean muchos directivos.

En realidad, en mi experiencia en el mundo empresarial, se trata de una justificación a una deficiente planificación general de esos directivos y que transmiten esa fuente de ineficiencia a sus trabajadores. En cambio, pocas observaciones se hacen para expresar el tiempo necesario para nuestra soledad y dialogo interior, quizás por ser una palabra usada de forma peyorativa en nuestra sociedad.

En esta línea, sería recomendable un espacio para la “soledad”, nos pasamos el día rodeados de gente, de reunión en reunión, atentos a redes sociales y el móvil.

Un estudio del año 1994 realizado por Mihaly Csikszentmihalyi (Especialista en Psicología de la felicidad) comprobó que los adolescentes que no soportan la soledad son incapaces de desarrollar el talento creativo.

Diferentes estudios acreditan que las mentes más brillantes necesitan soledad. Darwin rechazaba las invitaciones a fiestas y del aislamiento surgió el primer ordenador Apple.

Con la estructura social actual, muchos de nosotros acabaremos viviendo solos en algún momento de nuestra vida, ya que nos casamos más tarde, aumentan los divorcios y las personas viven más con mayor tasa de prosperidad.

Para comprobar esta afirmación sólo tiene que preguntarse con cuantas personas estaba al lado, y en qué lugar, cuando ha tenido sus mejores ideas.

Daniel Pastor Vega
Presidente de la Cátedra de Viabilidad Empresarial de la Universidad de Málaga.